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Introducción
Estamos convencidos que la Diplomatura Superior en construcción de la ciudadanía, ayudará a tomar conciencia y favorecer la participación a partir del reconocimiento de los derechos y obligaciones que tienen lugar en la vida social y cívica. Es de destacar que no es posible la construcción de la ciudadanía sin la participación, es por ello que todo proyecto educativo la debe tomar en consideración.
La diplomatura busca proporcionar a los docentes, información, herramientas y estrategias para abordar la formación ciudadana y de este modo posibilitar el desarrollo de sujetos políticos capaces de tomar decisiones fundamentadas a partir del análisis crítico de las situaciones.
En los últimos años se ha hecho presente una reiterada convocatoria al compromiso de la educación con la preparación para la ciudadanía. Así, se ha producido una importante elaboración de programas dirigidos a estimular acciones en este campo del aprendizaje de los derechos y responsabilidades en la vida social y cívica.
Tradicionalmente ser ciudadano implicaba un status, es decir, un posicionamiento social y jurídico por el cual una persona tenía derechos y deberes por pertenecer a una comunidad, en general, de base territorial y cultural. La ciudadanía no acepta la desigualdad o la diferencia entre sus pares, los ciudadanos son iguales entre ellos, comparten el mismo territorio y se encuentran sometidos a las mismas leyes.
La existencia de ciudadanía requiere de la presencia de instituciones sólidas y representativas. El status, los derechos y deberes reclaman instituciones públicas para garantizar el ejercicio o el cumplimiento de los mismos, así como la igualdad requiere acción pública permanente. Pero ejercer ciudadanía no se refiere solo a la injerencia en los asuntos del Estado, sino a todos los problemas cotidianos, a la participación en la regulación del uso del espacio público, a la normalización justa de las relaciones del Estado con los ciudadanos.
En otros términos, la ciudadanía implica la construcción y el fortalecimiento de la civilidad, de la sociedad civil. Sin una participación en la vida pública no es posible construir la ciudadanía: el ciudadano debe, como pensaba Aristóteles, ser aquel que es capaz de gobernar y de ser gobernado. Por consiguiente todo proyecto educativo debe tener como objetivo la construcción de la ciudadanía.